GUERRA FRÍA, ¿SE TE AÑORA?

El célebre Nikita Khrushchev decía por los años sesenta, que en diez más, los rusos alcanzarían el nivel de bienestar de los norteamericanos. Muchos años han pasado desde entonces, y ello no ha sido posible. No tan sólo no alcanzaron los niveles de bienestar esperados y ofrecidos, sino que el Estado Soviético, la URSS, perdió el control de los estados europeos orientales y, además, se desmembró.

La oferta de bienestar era compañera del enorme gasto militar que si lograba un equilibrio con el poderío norteamericano. Al menos, para los “gringuistas”, un nivel de contención suficiente. Sólo recordemos la tensión tan crítica en el episodio de los misiles en cuba; y, para no ir tan lejos, existía un equilibrio egemónico, y se hablaba de una coexistencia pacífica, como una meta ideal.

La guerra fría, ciertamente, generaba tensión continua en los países del tercer mundo y generaba competencia en los dos bloques contendientes. El primer mundo, el capitalista, encabezado por los Estados Unidos, tenía sus tenciones con los europeos. El segundo mundo, el socialista, liderado por la URSS, rivalizaba ideológicamente y por la egemonía socialista del sureste asiático, con la China de Mao.

El tercer mundo, subdesarrollado, debatiéndose entre la ignorancia, la insalubridad y la miseria; era carne de la lucha ideológica, de autoritarismo desmedido y de los golpes de estado y el militarismo de cualquiera de los signos. Era el caldo de cultivo, la arena de ensayo, la tierra de las fintas. En fin, la “área de juego” de las grandes potencias que nunca se atrevieron a la guerra formal, pero que competían por ampliar y profundizar su influencia en el tercer mundo y por desestabilizar a los “miembros pequeños” del mundo contrario.

                                    EL CAMBIO EN EUROPA

Con la caída del ignominioso muro de Berlín, se anunció el gran cambio en Europa. La Comunidad Económica Europea (CEE) llevaba años de avance en un proceso realmente profundo, en donde se ha iniciado un proceso de sincretismo. Se aglutinan enemigos de siglos para los que las  distancias físicas prácticamente han desaparecido, y se obligan a reducir las diferencias ideológico-religiosas y de rencores y resentimientos, generados por las históricas luchas por el predominio.

Transformada la CEE en Unión Europea (UE), donde la integración aborda la unión monetaria y plantea avances significativos en la unión política, se presentan aparentes contradicciones. Mientras Alemania Occidental toma la muy costosa decisión de integrar a la Alemania Oriental, para regresar a la Alemania tradicional, pero integrada a la UE, la República Checoeslovaca se divide por diferencias de origen étnico y, consecuentemente, cultural.

Al mismo tiempo, en los Balcanes de desintegra la nación artificial creada por el Mariscal Tito y se reanuda una lucha que tiene raíces, al menos, desde la caída del Imperio romano de Constantinopla (Bizantino) con la incursión de los Turcos, en el siglo XV (1453).

En estas grandes contradicciones de renacimiento de nacionalismos reprimidos y la construcción de una Europa única, la misma Unión Europea se desentiende de las tareas de Europa y deja el mayor peso de la guerra de los Balcanes a los Estados Unidos. Su preocupación está en constituirse en un gran estado, mientras que los EE.UU. están preocupados por mantener la egemonía en un nuevo orden en que están solos.

 

 

            LOS OTROS SUCESOS MUNDIALES TRASCENDENTES

 

Mientras, en Asia las situaciones toman posiciones de modernidad y de reclamo de reales o supuestos derechos territoriales. En Corea del Sur, la población ha cobrado conciencia del significado de democracia, estado de derecho y justicia, y se revela contra exgobernantes que se mostraron corruptos y prepotentes.

 

Al tiempo, los Japoneses luchan denodadamente contra la corrupción, pero parece que no quieren cambios estructurales y siguen operando con un sistema impuesto y absolutamente ajeno a su ideosincracia y tradiciones milenarias. Ajeno, sí, pero que ha servido a los fines del capitalismo al haberse construido una economía eficiente y altamente competitiva.

 

Por otro lado, China, la legendaria y enigmática, reclama su soberanía sobre Taiwán, el refugio de los Chinos capitalistas luego del triunfo de Mao en el continente. En el Congreso del Pueblo, en Pekín, todas las nacionalidades chinas tienen su pabellón propio que las identifica y distingue. Taiwán tiene el suyo, vacío, pero atendido y abierto, esperando el regreso de los hermanos… EE.UU. tiene metida la nariz, de manera abierta y provocativa, anuncia su participación militar en caso de ataque, ¿será?.

 

Lejos de la misma situación, pero en disputa, encontramos a Hong Kong que en el fin de siglo pasará del control Británico al de la República Popular de China. Mientras la egemonía ideológica y económica de China se ha fortalecido en el sureste asiático, al tiempo que su economía nacional se fortalece y su injerencia fuera del continente parece haber disminuido significativamente.

 

 

                           ALGO MÁS CERCANO Y SENSIBLE

 

Como resultado de la caída de la URSS, Cuba resultó seriamente afectada. No sólo decayó el sólido apoyo político que recibía de Rusia, también el económico y con consecuencias catastróficas para el nivel de bienestar. Las simples limitaciones se transformaron en grandes carencias de energéticos, materiales estratégicos y básicos y de alimentos primarios.

 

Tanto que la isla ha buscado afanosamente inversiones internacionales y ha permitido un naciente capitalismo para incrementar la oferta alimentaria en un mercado libre limitado. Todo parecía mostrar que el gobierno de William Clinton había llegad a un acuerdo de principio con Fidel Castro. Se habló insistentemente del levantamiento del bloqueo a la isla. Seguramente quedaron detalles pendientes y… llegaron las elecciones.

 

 

Con las elecciones presidenciales de los EE.UU., las fobias de los racistas gringos, y los odios acumulados de los extremistas cubanos exiliados en Miami, se presentó la oportunidad política de provocar incidentes que justificaran la intervención del gobierno de los EE.UU., tanto para echar atrás los avances de entendimiento, como para incrementar la presión, fortaleciendo el bloqueo con la Ley “Helms Burton”.

 

Pero los términos de la Ley son ofensivos y lesivos para muchas naciones, aún para los Estados Unidos, que pretende tener facultades para sancionar a compañías y ciudadanos de otros países, por el hecho de invertir en cuba o de emplear activos expropiados por el gobierno castrista, al triunfo de la revolución. Todo se conjugó: desde la caída e ingresos de la clase media norteamericana, Pat Buchannan y su triunfo en New Hampshire, la aparente debilidad de Doll, la inexperiencia de Forbes, el armado episodio de los avioncitos y  la amenaza de retorno de Ross Perot, entre otras cosas.

 

 

TODO JUNTO, DESEQUILIBRA Y AMENAZA

 

Este panorama de los grandes sucesos y sus tensiones derivadas, muestran a un Estados Unidos solo, único para resolver y plantear sobre libertad, democracia, terrorismo, límites internacionales y todo aquello que usted se quiera imaginar o ellos deseen o ambicionen.

 

A los grandes defensores de la competencia, como mecánica del mercado para alcanzar la eficiencia, les hace falta competencia política. Y lo peor del caso es que, de acuerdo al “destino manifiesto” (calling), que a su saber y entender les marca la providencia, esta soledad puede significar el “mensaje” de su éxito y su derecho a hacer y deshacer del mundo, y los seres inferiores que lo pueblan…

 

¿Añoramos la guerra fría, su competencia y su economía activa? ¿ Es el capitalismo, necesariamente, una economía de guerra, aún cuando sea fría? ¿No somos capaces de construir algo mejor en la paz y el respeto mutuo?

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