De los cambios… hacia el futuro…

Los grandes cambio a que se está sujetando la estructura institucional del País, nos han mostrado muchas caras y, las más duras, han sido las de la resistencia al cambio que han mostrado los afectados en sus particulares intereses, y las de los que toman posición en el terreno de las ideas.

La izquierda mexicana se ha mostrado beligerante y consideran que se está “desarmando” y “entregando” al país; los maestros con la pérdida del control de la infancia, para fines a mediano y largo plazos; los desorganizados partidos que luchan por preservar medidas que respondieron a la coyuntura, como si fuesen dogmas, que, a más, ya mostraron su insuficiencia e inoperancia, y que en todos los casos, generaron estancos de corrupción profunda en todo lo largo de su función.

La derecha, oligarcas y plutócratas, coyunturales o de viejo calado, se sienten infartados mientras les van desapareciendo los criterios de mercado sin regulaciones o el postulado de que “los mercados se autorregulan”. Pero son más sencillos de manejar, a fin de cuentas, los mueven intereses facciosos, siempre negociables…

Las reformas a la Constitución no dejan de ser tan etéreas como la Constitución misma, y más, cuando en México estamos en donde los buenos propósitos suelen quedarse en el papel, y la realidad responde a intereses básicamente coyunturales o al pragmatismo puro.

Sin embargo, aún antes de las Leyes Secundarias, ya se vislumbran medidas serias que contienen y limitan a los dogmáticos izquierdistas y a los recalcitrantes derechistas. En ambos casos, las realidades demuestran que ni aquellos han sido tan beligerantes, ni el poder político de ambos ni el eco nómico de estos, están pudiendo más que el Estado, ni lo han comprado…

La decisión política, hasta hoy, parece sólida y certera; es una decisión con cabeza, con dirigente, con líder; pero es también una decisión de grupo, de un grupo político integrado y con focos y, seguramente, intereses comunes.

Ya los liderazgos surgidos del poder derivado de los grupos corporativistas y de los negocios monopólicos se han venido desvaneciendo progresivamente y, espero, al futuro, sistemáticamente.

Nada se arregla de un día para otro y totalmente, todo evoluciona y genera nuevas estructuras y subestructuras, donde se refugian las ideologías y los intereses, Así sucederá, pero el poder, el control, la arbitrariedad y el abuso, se verán disminuidos y bajo cierto control que hasta ahora no tenían.

Destacan los avances en educación y en comunicaciones sin relegar a otros cambios; la seguridad está aumentando aun cuando la percepción no parezca decir lo mismo; ya no es el mismo Monterrey o el Tamaulipas, ni el Michoacán, Chiapas o Guerrero.

Yo tengo la esperanza y, como ésta muere al último, la conservo y atesoro; más ahora, que alcanza niveles de certidumbre. Esperemos siga así, avanzando…

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