“Hay cosas que nada más, remedio… no tienen” y Doña Concha y la fe.

 

Los años pasan y como todo en la naturaleza se va transformando, para bien o para mal, según quien lo vea. Las crisis de unos, son las oportunidades de los otros, lo malo es acumular crisis, lo bueno es acumular oportunidades, aun cuando, eso no implica que se sepan aprovechar debidamente… ni que se aprendan positivamente…

 

Pues en este devenir de la “Madre Naturaleza”, los humanos, cierto tipo de ser orgánico, que se cree racional, porque “piensa y luego existe”, porque es capaz de imaginar opciones de futuro y actuar para modificar el entorno a su favor, con objeto de minimizar los acontecimientos negativos que cree se sucederán.

 

Si hace frío, con una cierta recurrencia, puede dilucidar que requiere un refugio que le proteja y termina por buscar una cueva o construir una casa; (como los tres cochinitos) pero esta característica no es exclusiva del autodenominado humano… Muchos seres construyen refugios para enfrentar los elementos y solventar algunas necesidades de seguridad y bienestar y, sobre todo, para asegurar sobrevivencia de la especie.

 

Claro, unos confunden la inteligencia y capacidad de raciocinio, de dilucidar, con algo que ha denominado “instinto”; algo así como mensajes grabados en un disco duro que se introduce en la computadora y ésta reacciona de acuerdo a las instrucciones que fueron inscritas en el disco; eso asegura la supremacía del humano y reduce al resto. El hombre y la tierra, centro único del universo y, ahí viene Torquemada…

 

Esa es la gran soberbia humana que considera que es hombre es único, y sí, si es único, el único ser que piensa que es el único, mientras se encuentra rodeado de seres capaces de enfrentar su entorno y sus problemática, en su afán por preservar la especie. También son racionales, pero el humano lo niega, pero, “al fin, se mueve”.

 

Quizá podamos clasificarnos, todos los seres vivos, por grados o niveles de capacidad para dilucidar más o menos… No somos los únicos que producimos instrumentos, eso es mentira, no somos los únicos que tenemos conciencia de los efectos de nuestros actos, eso es mentira… no somos los únicos capaces de planear la guerra y la muerte (estrategas, creación intelectual pura), eso es mentira… y continúan…

 

Pues en esta lucha por ser y superar cotidianamente los obstáculos que amenazan impedir seguir siendo, el deterioro progresivo, propio del cambio continuo de la naturaleza, se va acentuando con el transcurso del tiempo, es el simple proceso de transformación

 

Así me equivoque, la carga eléctrica, seguramente ya disminuida, no fue suficiente para llegar al archivo de las ninfas y se ubicó en el de las musas. Es un error, porque las que se paseaban con los sátiros, Pan y Dionisio, divirtiéndose a pierna suelta en, aparentemente, grandiosas orgías… Creo que las musas no hubiesen rechazado una visita a aquellos bosques y por aquellos matorrales.

 

Las ninfas, “A pesar de ser unas criaturas muy tranquilas y de vida ordenada, en ocasiones, suelen verse seducidas por la música del caramillo de los sátiros y los acompañan en sus ruidosas y estridentes fiestas del vino.”

 

Y todo lo dicho, nada más con el, pretexto de haberme equivocado y, aparte de ello, creo que a Sor Juana también le hubiese sido divertido y agradable, acompañar a las ninfas; que podríamos decir de Euterpe, Talía, Terpsícore y Melpómene, entre otras, en una fiesta con música de flautas, canciones, vino y placeres muy humanos…

 

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