Desde el sueño a la realidad…

Luego que Don Miguel nos enseñó a soñar viendo hermosura en mozas rollizas, desenfadadas y granujientas, y contado con magos mágicos, que ya es mucho decir y, ello, por no acordarnos de los impensables gigantes; pero, todo ello, resultando en golpizas, insultos burlas y terribles engaños y escarnios… La culpa fue de: “la locura”…

 

Luego que Don Fernando nos enseñó que se podía amar hasta el “infinito y más allá”, a una simple semejante, aún con la Santa Inquisición, y donde Melibea, no solo era el origen de los sueños, y trastornos, sino también, el escudo de la racionalidad perdida en el tumultuoso efluvio de la pituitaria…realidad que comenzaba a dejar de estar escondida.

 

Luego que de Verona nos llegó el santo y “casto” amor, impedido por la ambición de los mayores y buscado ardientemente por la atracción de los menores, casi al tiempo en que algo olía mal en Dinamarca…

 

Luego que de una particular coyuntura internacional los criollos logran la independencia de la “Madre Patria”, trescientos años después en que coincidió la leyenda la con la superstición, el temor a lo desconocido, y la realidad de la aventura y ambición, aunada a la revancha ardiente encendida con la política…

 

Luego que nos quieren hacer soñar que somos herederos de los imaginados “pueblos originarios”, diezmados severamente por las enfermedades, por acá desconocidas, y un poco más por el exterminio que se dio y se mezcló con el mestizaje… mientras, los criollos parecen haberse diluido, los “originarios”, siguen existiendo, los mestizos los “mayoritean…” y, los políticos los azuzan…

 

Luego que Antonio López -otro López- nos vendió a la usanza decimonónica; que los nostálgicos nos trajeron de nuevo un intento de imperio, que Benito nos enseñó un tanto de ética… que Porfirio echaba a perder el país llenándolo de ferrocarriles, unidades productivas, telégrafo y electricidad, propalando el “oren y progreso…” pero redistribuyendo inequitativamente la riqueza generada por todos…

 

Luego que un desequilibrado, vidente visionario, vence con la palabra y no aprende a gobernar con el poder, conocimos las ambiciones, antes bien contenidas, ahora desbordadas en terrible guerra interna, que nunca acabó de ser ni planeada, ni ordenada, ni sistemática, ni organizada… destruyó lo útil y lo productivo, dejándonos anarquía, caciquismo; el poder y orden del más fuerte…casi “estado de naturaleza…”

 

Luego que más o menos nos comenzábamos a ordenar, llegó el momento de ejercer soberanía contra los particulares explotadores y, sin que nos olvidemos de la coyuntura internacional entonces imperante, dimos alaridos de nacionalismo y nos llenaron de un sentido de “empoderamiento”… sí, empoderados en la utópica autarquía, en el aislamiento…

 

Los hechos nos dicen que siempre hemos estado un tanto engañados, que nos han traído corriendo tras la zanahoria y         que siempre tiempo pasado fue peor… que el futuro será mejor… pero, desde la más remota historia, nos mantenemos hundidos y nutriéndonos de una desenfrenada corrupción, que se retroalimenta a sí misma… el manco dijo que no había un general que soportara un cañonazo de cincuenta mil pesos, él lo sabía, en una de esas, perdió un brazo…

 

Así llegamos a otro parteaguas de nuestro paradigma (conjunto de diversas variables y constantes que integran un modelo) de nación, nunca bien conformado, nunca viendo al largo plazo, nunca viendo seriamente por: “moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente él jornal del pobre, que mejore sus costumbres, aleje la ignorancia, la rapiña y él hurto.”

 

Ahí estamos de nuevo… ahí estamos ahora… construyendo… avanzando por cambios profundos, a rutas, por otros ya recorridas, por nosotros medio andadas…

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