Las cosas marchan, los niños comen, juegan, duermen, excretan y deben ser atendidos adecuadamente en su marcha, lenta o larga, hacia su futuro; no se puede establecer un estadio indefinido de inactividad o de suspensión de la vida de familia o, del niño mismo, porque algún accidente le ocurrió, así este fuese su misma muerte.
En el fluir de la vida está el cambio y con ello la potencial mejora, hoy puedo atender, pero mi atención continua siendo demandada y reclamada por otros y otras circunstancias que no dejarán de pasar, por grave que sea lo que atiendo.
Observando los sucesos, veo como la oruga se transforma, mágicamente, para llegar a otro estado y estadio, siendo el mismo ser; así los eventos sociales van transformándose adoptando características de opción, de oportunidad, y los intereses peculiares los llevan, en veces, a estados previsibles, en otros casos, a cambios osados e inesperados.
El cambio en el terreno de la comunidad, de la sociedad, se alcanza por la fuerza, por la imposición, o por la aplicación de la inteligencia, que vía el razonamiento, y expresada en el diálogo, llega a formas de conveniencia recíproca que permiten continuar con la cotidianeidad.
Pero, la cotidianeidad no es la misma para todos, para algunos es, mismamente, la procuración permanente del cambio, en direcciones que juzgan ciertas e indiscutibles, dejando poco o nada de margen a la inteligencia.
Ahí, los que representan, impulsan y desean crecer la fuerza resultante del pasado y que explota con los sucesos de Ayotzinapa, están encaminando al movimiento hacia terrenos políticos y de desquite social, sin dejar espacio a lo que tengan de inteligencia para convencer, que no vencer…
En la presencia que tuvieron en el Senado de la Republica, donde fueron recibidos a primera demanda, no cubrieron ni la más mínima cortesía para con las personas, que no para la institución, a quien también se la deben; llegaron, hablaron, se repitieron y con prepotencia infundada e inaudita, se retiraron sin escuchar, tan siquiera, el acuse de recibo. Su peticiones: políticas, e insisten, los quieren vivos… puros imposibles…
Ellos fueron a “demandar se haga” y, si los miembros del Senado no les iban a dar soluciones, ellos se retiraban y se retiraron groseramente; peor que la actitud de los investidos imperiales de los que aún quedan; creo que ningún suceso les da un derecho imperativo… “al diablo con las instituciones”, en vivo y a toda prepotencia, como “un rayito…”
Ya quedó mencionado el deseo de crear un estado autónomo de dominancia indígena que correría de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán y lo que se le anexe, paso previo a la afirmación de un estado socialista, democrático, de inspiración estalinista, así, como ellos entienden la democracia… quizá muchos, y ellos mismos, no alcanzan a saber quién fue y qué hizo Stalin… quien en realidad se llamó: Iosif Vissariónovich Dzhugashvili.
El costo social se incrementa al, por minimizar los daños, esperar que la oportunidad política de origen Ayotzinapa, se vaya diluyendo con la tolerancia y el tiempo, así sean contrarios el discurso de aplicación y respeto de la Ley y la vigencia del Estado de Derecho, a la realidad que muestran el diario devenir…