Potosineidad o potosinidad

 

El concepto que se encierra en la descripción que arriba se implica, es algo que siempre me ha causado “risa”, desprecio y cierta repulsa…

 

Si algún concepto, sin calificativo o localización puede generar el que nos ocupa, pues es, sencillamente, “identidad”:

identidad (del b. lat. identĭtas, -ātis)

1 f. Cualidad de idéntico. 5 Relación entre cosas idénticas.

2 Mat. Igualdad que se verifica siempre, cualquiera que sea el valor de las variables que contiene.

3 Circunstancia de ser efectivamente una persona la que dice ser: ‘Tendrás que demostrar tu identidad’. 2 *Personalidad.

4 Conjunto de rasgos psicológicos, sociales, ideológicos, etc., que caracterizan a una persona o colectividad y con los que éstas se reconocen a sí mismas.

identidad de persona Der. Hecho de identificarse el heredero con el causante de la herencia en cuanto a los derechos y obligaciones anejos a ella, salvo en el caso de beneficio de inventario.

  1. carné de identidad, documento nacional de identidad.

 

La definición de diccionario, en su acepción 4, creo que es la que más se acerca al interés por dilucidar si aquello existe o es simpe invención o escudo de complejo de inferioridad, precisamente por falta de identidad…

 

Déjeme desmembrar mi dicho, aun cuando mi explicación puede estar alejada de solidez teórica.

 

San Luis Potosí, es una ciudad nacida del azar del agua y la riqueza minera, conforme pasaron los años se constituyó en una ciudad aislada, que entonces destacaba sobre todas aquellas que se encontraban en un radio de doscientos kilómetros.

 

Desde el centro de la población se dominaba, por vista, que los perros aun no escuchan para ladrar, que alguien se aproximaba y conforme la figura se dibujaba con mayor claridad, aun en lontananza, se iniciaba el proceso de identificación para pronto descubrir con gran certidumbre si era un extraño o algún conocido.

 

No cualquiera que llegaba era recibido o aceptado, todo cerraba, las hijas al encierro, las mulas amarradas, el tendero a cartucho cortado… y demás…

 

Aun así, la ciudad no ha mostrado características, cualidades distintivas, de retención que “arraiguen” y permitieran que cinco o más generaciones permanecieran en ella con el orgullo simple de estar en ella.

 

Como genealogista usted me dará o negará la razón de que a la ciudad llegan y se van, relativamente pronto, las familias duran de dos a tres generaciones, los oligarcas se van por mejores ganancias y otros por menores miserias.

 

De los apellidos que usted cita, el único que me suena de antaño es el de Muriel y, ciertamente, no lo es tanto, tanto… todos los demás son de no más de tres generaciones y, otros muy frescos, como Ocaña y Valladares, que apenas llegaron en los sesentas, setentas… del XX.

 

¿Por qué llegaron? Y aquí comienza el complejo: fueron a San Luis porque de donde salieron, en donde salieron, carecían de identidad, pertenecían al grueso de los humanos sin reconocimiento social o profesional adecuado a sus aspiraciones.

 

Llegaron con una dada y, ciertamente, “reconocida” relevancia relativa, y se afincaron en las oligarquías, pronto adoptaron la identidad mocha y conservadora de los que ya estaban y fueron aceptados y asimilados…

 

Otros llegaron y su trabajo, su esfuerzo los hizo acreedores a aspirar,,,

 

Los acuerdos, contubernios, complicidades, las enseñanzas del cómo se hace aquí y cómo se hace allá, cómo se burla aquí, cómo se burla allá, pronto se intercambian y se consolida la defensa de pertenencia a cierta “clase”, lo que permite sentir identidad, pertenencia y a la que todos ellos defienden hasta de manera irracional (crimen de Valle Rodríguez).

 

Caro que en ello están las migraciones provenientes de otras ciudades el Estado: Matehuala, Charcas, Rioverde, Cárdenas, Cerritos y, últimamente, de manera destacada, Valles y la Huasteca. A esto podemos aumentar San Felipe, Dr. Arrollo, Pinos, y más…

 

Duro juicio, pero, la potosinidad, creo, analizo, deduzco y defiendo, es el producto de un complejo de inferioridad o del deseo de destacar más allá de donde hoy estoy, la gran prueba, si vale, es que nadie dura muchas generaciones, usted lo sabe mucho mejor que yo, la gran mayoría acaban yéndose tras mejores horizontes, otros, simplemente desaparecen; los hay también que huyen de la hipocresía, la banalidad y la moral (religiosidad) fingida fuera, nunca practicada dentro.

 

Más vale corto que recalar en lo malo…

 

Me interesa mucho su consideración… mientras tarareo: “finalmente recuerdo, que en la vida, todo es falso, pero tú eres mucho más…”

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