ENTRE LAS CORTINAS DE HUMO Y LAS CONVOCATORIAS DISFRAZADAS

Prevalecerá el deseo de la gran mayoría de los Mexicanos que deseamos condiciones para construir un nuevo equilibrio, en democracia, con seguridad jurídica, con estabilidad económica. Un nuevo equilibrio tal, que asegure a la hora de comer cada día, una mesa mejor surtida, en cada uno de nuestros hogares. Sin embargo, ponernos serios, todo el tiempo, puede hacernos mal. Hay que conservar el sentido del humor… al menos intentarlo, aun cuando para ello tengamos que hacer un enorme esfuerzo. Lo que sucede es que ya no sabemos, tal y como dicen por ahí, si reír, o llorar.

 

Todos quieren jugar con nosotros y usarnos para lo que se ofrezca: Que para influir en las campañas electorales extranjeras y que pierda su contrario; que para minar nuestra soberanía y que prevalezca su imperialismo y su racismo; que para hundir más nuestra economía y mantenernos sometidos; que para que nos cansemos de exigir justicia y persista la impunidad y la prepotencia; que para que nos aburramos y los dejemos hacer del y con el país; que para ostentar el poder popular, sí, pero ejerciéndolo ajeno al pueblo; que para construir la democracia, sí, pero gobernando con autocracia; que para… .

 

Y así, ya no sabemos si somos ciudadanos de una república o juguetes del poder. Bien dijo  Lorenzo Meyer “… hay que impedir que la guerra interna desborde las instituciones y lleve a la descomposición del sistema antes de que estén listas y en su sitio las fuerzas e instituciones de reemplazo.”

 

TAMBIÉN EN SAN LUIS HACE AIRE Y EL ENGAÑO DE LA CONCORDIA Y LA ARMONÍA DE LA SUMISIÓN

 

Últimamente las artes del poder se precipitan, se descontrolan temporalmente, sienten intromisión, cuestionada su jerarquía, amenazado su poder, reaccionan e intentan reafirmar su autoritarismo, recurren a los apoyos abiertos de los componentes de su sostén,  estructura y operación.

 

Nos hicieron creer que la concordia y la armonía eran una carencia fundamental de los Potosinos y que sólo con ellas tendríamos etapas plenas de brillantes, de paz constructiva, de laboriosidad creativa, generadora de empleos, de salarios cotidianos y ciertos, para llenar o al menos abundar medianamente nuestra mesa.

 

Lo creímos y decidimos…  pero que ahora se nos repita, merece un análisis inicial. ¿Porqué y para qué se nos llama a la armonía, a la concordia, a la unidad? Nos llaman, dicen los convocantes, porque, sólo si ello se da, será posible construir. Es nuestra culpa el que no se haya edificado ya, un San Luis mejor. No se ha progresado por nuestra responsabilidad, por negarnos a nosotros mismos la posibilidad, porque, a su decir, nos encanta la disonancia, la discordia, la dispersión.4

Es acaso irresponsable resolver: que no puede haber armonía, si tras ella se oculta el autoritarismo autócrata y prepotente que siembra la insidia; que no puede construirse la concordia, cuando se practica cotidianamente la discordia con la parcialidad y las pataletas de niño mimado y reprimido (¡!); que no puede convocarse a la unidad cuando ésta se funda en la represión, en la falta de oposición, y en la impunidad. ¿Es acaso irresponsable resolver que no…?

 

Lo que en realidad sucede es que se nos llaman a la unidad del sistema autoritario, dictatorial, donde todo parece que marcha como un “Rolex”, donde el pueblo esta bien representado, donde sus deseos se observan, donde sus objetivos se persiguen, donde sus carencias se satisfacen, donde nadie está por encima de la ley, donde por propia voluntad, todos, al unísono, alaban al guía, marchan en pos… .

 

Nos llaman a la armonía, a la concordia, a la unidad, cuando lo único que tienen es autocracia y lo único de que carecen es de democracia… (¿de oposición… ?)

 

¡Y en este ambiente se escucha a corifeo convocando a la concordia…!

 

REGRESO AL VIENTO NACIONAL…

 

Y en este ambiente se inicia el derrumbe impulsado por las cartas, – ya cualquiera las provoca- y las acusaciones, y las difamaciones, y las rectificaciones, y las reconfirmaciones. ¿Cómo estarán las cosas? que las autoridades de los EE.UU., aparentemente, no se ponen de acuerdo en la calidad de los desmentidos. Cierto que no se investiga… , pero lo tenemos en una lista de vigilancia… El sujeto de la investigación es su hermano Raúl, él, Carlos, en todo caso, en el curso de la investigación, sólo resulta ser un objeto con el que necesariamente se tropieza… pero no, no hay nada, puede visitarnos cuando quiera, aquí tiene muchos amigos… (incluidos Ruiz Massieu, Seja, Jordano…).

 

La confusión distrae a la ciudadanía de lo verdaderamente importante. La construcción de un nuevo modelo a partir de la Reforma del Estado, que por aclamación se inicia en la Reforma Electoral. Nos dicen que el Congreso de la Unión la conocerá en el próximo Período Ordinario de Sesiones, y para mediados de año contaremos con las reglas de la elección de 1997 y posiblemente con “nuestra” Reforma o al menos sus principios (¿tendremos Congreso Constituyente en 1997?).

 

Pero desde luego, en lo que sea para 1996, seguramente estará representada toda la voluntad popular de una república democrática… son nuestros partidos los que están negociando, faltaba menos, y serán nuestros representantes populares los que lo revisen, faltaba más. Por lo pronto, en el Congreso ya resolvieron montar su propia mesa, por cierto, un poco más chiquita que a que encabeza Don Emilio (son sólo cuestiones de soberanía).

 

¿TE ACUERDAS DEL IRRESPETUOSO Y HUMILLANTE “TEMBORUCO” O “TENMEAQUI”…?

 

Aquí, exactamente aquí, es donde debe de estar nuestra atención, en esta Reforma que se cocina, por hoy, a puerta cerrada. Pero, ¡espéreme por favor!, ¡volvamos a San Luis Potosí!, a la reforma de la Constitución, que promueve el Ejecutivo, y que esta en manos de un Legislativo, note usted, ¡no Constituyente!, y cuyo borrador básico ya esta siendo elaborado por doctos doctores juristas, que nos conocen a detalle, que nos representan, que saben lo que nos significan la armonía, la concordia y la unidad.

 

Pero no se preocupe, ya los legisladores, con toda oportunidad, le podrán el toque político potosino. Ahí ya no hay desconfianza, su soberanía institucional y su indubitable representatividad, nos aseguran que se limitará (voz clara del concepto acotar), y se responsabilizará (voz obscura de poder enjuiciar), al Poder Ejecutivo, para que aquí, en San Luis Potosí,  en su caso, y sólo en su caso, sí se le pueda sentar en el banquillo de los acusados, para reclamarle, insisto, sólo en caso de existir, daño moral proveniente del engaño, la traición y el abuso caprichoso del uso del poder.

 

 

A veces creo que hay grupos poderosos, aquí y allá, que desean apoderarse, “cachar” los despojos del “presidencialismo“, para intentar vendernoslo como “democracia”. En serio, al presidente Zedillo le falta conducir el cambio, pero, en serio, también creo que tiene la convicción de que ya es hora de la democracia.

 

Para ello, está ayudando con abstención. Hagamos lo nuestro con participación….

 

DE NUEVO AQUÍ Y ALLÁ

 

Para ello, recurro a lo ya escrito por Meyer, y que siento debemos aplicar a los ámbitos nacional y estatal, ámbitos donde se libra una recia batalla por los despojos del viejo poder. Allá con insuficiencia y dispersión. Aquí con autocracia disfrazada y ambición desmedida. Escribió Meyer  “… hay que impedir que la guerra interna desborde a las instituciones y lleve a la descomposición del sistema antes de que estén en su sitio las fuerzas e instituciones de remplazo”

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