¡QUE VERGÜENZA!

Ajena y propia, pero ¡qué vergüenza!. El incidente de Riverside, si así puede llamarse, cubre de vergüenza pública lo que sin grandes márgenes de error, sucede cotidianamente en la frontera del norte y muy seguramente no es ajeno en la frontera del sur, ni en muchas comisarias de policía, de aquí, de ahí, de allá y de acullá. El caso es que ahora se hizo público; la magia del video comienza a desnudar acciones sabidas, otras insospechadas, muchas negadas, pero ahora posibles de probar.

La indignación popular, institucional y oficial, nada remedian. Por un lado, los hechos se han sucedido y, palo dado… Por el otro, ni el poder presidencial de Clinton, ni la fuerza del derecho, ni las reclamaciones diplomáticas de Gurría cambiarán las cosas. El racismo de los anglosajones está condicionado hace alrededor de cuatro siglos, desde la religión misma y a ello hay que agregar que el emigrante de hoy, halla a su primer enemigo en el emigrante de ayer, aun cuando sean del mismo origen.

Seguramente se ha dado usted cuenta de que los oficiales de la patrulla fronteriza, que actúan de manera directa sobre los indocumentados, son en su inmensa mayoría de origen latino, pero de primera o segunda generación en los Estados Unidos. ¿Será por aquello de que para que la cuña apriete ha de ser del mismo palo?

                                LA VERDADERA VERGÜENZA

En realidad la vergüenza deberíamos sentirla por las causas y no por los efectos. La paliza no tiene su origen real en ingresar indocumentadamente al país de los sueños; está en las razones que les hicieron salir, huir, del país de su origen, el que nunca escogieron, pero que de niños les enseñaron a amar y quizá de mayores, han aprendido a odiar…

Tristísimo es encontrar que error tras error y pillada tras pillada, en los órdenes municipales, estatales y federal, la patria se ha visto impotente para ofrecer oportunidades dignas de vida, donde los mínimos de bienestar y la justicia, legal y social, tantas veces ofrecidos, no sólo no se acercan, sino que se alejan cada vez más; llevamos ya muchos años sin tener crecimiento económico.

Sin crecimiento económico y  concentración del ingreso creciente, nos encontramos que los pobres sufren un proceso doble de empobrecimiento. Por un lado, cuando no crecemos o hasta decrecemos, alguien pierde, pero nunca todos y  casi siempre pierden más los débiles. Por el otro, cuando hay concentración del ingreso, pocos acumulan mucho y a muchos les toca cada vez más poco. Doble empobrecimiento, depauperación activa creciente.

Y así las cosas, aun nos atrevemos a hablar de justicia y a gastar los pocos recursos públicos en obras de lucimiento personal, meramente superfluas, en una competencia paranoica contra las sombras de la historia, en lugar de construir posibilidades permanentes de trabajo productivo. En esta tierra tenemos muchos testimonios de ello, y aunque no es privativo de los potosinos, sigue siendo profundamente lamentable… Promesas incumplidas, engaños continuos, mentiras repetidas que pretenden hacer creer que son verdades…

¡QUE TRISTEZA!, NO TENEMOS PARTIDOS POLÍTICOS…

Hace pocos días se publicaron los resultados de una encuesta que ordenó el Instituto Federal Electoral (IFE) y conocer sus resultados es verdaderamente preocupante. ¿Qué han hecho los partidos políticos?, ¿los líderes de opinión?, ¿las iglesias? -más políticas que creadoras de conciencia y preservadoras de valores morales.

Mire usted, los datos nos muestran a una sociedad mexicana un tanto, o un mucho, indefinida, comodina, incapaz de tomar riesgos, sin posibilidades propias de tomar acción definida. Una sociedad dividida en dos, donde cada parte no está muy lejana de la otra… Esperamos que no alcancen una posición polarizada, ya sea por inducción o por cansancio. Lo último sería lo peor…

Mireya Cuéllar reporta en La Jornada del 31 de marzo que 44 por ciento de los mexicanos consideran necesaria una reforma, mientras que 47 por ciento opina que “con aplicar las leyes existentes sería suficiente”. Además, los entrevistados no asocian la reforma con posibles cambios, situación consistente con el comportamiento de los partidos políticos, todos ellos, cuando demuestran que la reforma no constituye un valor en sí misma y que está sometida al devenir coyuntural.

Mucho más podría decirse, pero lo importante está en enfatizar que los partidos políticos no están cumpliendo con su cometido de representar las demandas sociales mayoritarias; tampoco la de proponer un proyecto de nación y convocar el apoyo popular; ni mucho menos se han dedicado a construir consensos. ¿Para que los queremos entonces?, ¿por qué insisten en conservar la exclusividad de la representación ciudadana y evitan la participación abierta de los candidatos independientes y de las organizaciones no gubernamentales?

LAS REALIDADES ECONÓMICAS

Por fin, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por voz de su Director general, Enrique Iglesias, reconoce que el gasto social es insuficiente para disminuir o al menos limitar la ola de descontento que amenaza la estabilidad social de muchos países de Latinoamérica. Señaló Iglesias ”En América Latina se gasta poco y se va a requerir más inversión social. Pero, además, se gasta mal”. Aclaró que se requiere más y mejor gasto en educación y en pequeña y mediana industria.

Algo hemos avanzado, pero el hambre, el ocio y los “malos pensamientos” nos llevan gran ventaja. Sentenció Iglesias: “donde el mercado resuelve los problemas nosotros no tenemos que estar, que lo haga el mercado. Pero donde veamos que podemos agregar algo, allí debemos estar presentes”. Esperamos que sea el inicio de una política deliberada del BID… Que los tecnócratas sajones y mexicanos no opinen lo contrario.

Todo esto sucede cuando sólo Brasil y Chile tienen índices de concentración económica mayores que México. Fíjese usted, aquí en México, en 1994, el 10 porciento de la población se repartía el 41.24 porciento del ingreso nacional, mientras que el 20 porciento compartían únicamente el 3.28 por ciento. Y este 3.28 ha disminuido, ya que diez años antes alcanzaba el 4.83. Pues bien, como podrá estimarse, el pobre es cada día más pobre y el rico cada minuto más rico.

                                            LA VERGÜENZA Y LA REFORMA

Yo ignoro como diseñaron la muestra de la encuesta realizada por orden del IFE, supongamos que es realmente representativa de la sociedad nacional y entonces tendremos que recalar en la ineficiencia de los partidos políticos.  No logran ni construir consensos y a la vez, no dejan actuar a otras fuerzas sociales que han mostrado, en muchos de los casos, mayor poder de convocatoria.

La vergüenza del incidente de Riverside debe iniciarse en nuestro agotado modelo de desarrollo y la incapacidad de control de las variables del modelo neoliberal, que hasta hoy no han permitido el inicio de una recuperación franca y sostenida.

Cualquier viento descontrola las “consolidadas” variables macroeconómicas y no hay capacidad de convocatoria que inspire capacidad y combata eficazmente las “debilidades” de tales variables en el camino de una confianza restituida a la población, para sí misma, para el conjunto y para el desarrollo sustentable y compartible.

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