Un pájaro “de oficio carpintero…”

Pues el caso de la abogada Purificación Carpinteyro Calderón, nos lleva a confirmar, por enésima vez, la inexistente educación y formación orientada al bienestar social; simplemente, en ningún sistema educativo del país, ni público, ni privado, ni laico, ni religioso, ponen énfasis suficiente para alcanzar eficacia de la moral, la ley y la ética y, por lo tanto, de la valoración del hacer y su consecuente actuar.

 

Rodamos, o nos desbarrancamos, en el filo de la injusticia, el abuso y la impunidad; es una lucha permanente en violación, con tal de ganar a otros, medrar del puesto, de la información privilegiada, de ganarle la carrera, de robarle la idea…

 

Terca, persistente, aparentando lo que no se es, exponiendo una fuerza con la que no se cuenta, revelándose artera, consistente y permanentemente contra la autoridad, la institucionalidad, la institucionalidad de la que es parte integral y de la que abusa y mal usa

 

Ya la vimos una vez “escupir hacia arriba” y, claro, que le regresara a su propia cara, aunque con efectos negativos sobre terceros; pero, no experimentó, su escala de valores no da para nada, ella es ella y su propósito prevalece sobre los derechos de los demás y las obligaciones legales, morales y éticas, que dice representar. Algo así como “sea como sea, aquí, se joden…”

 

Será eso lo que le instruyeron sus electores de Iztapalapa… dónde seguramente poco ha estado y con poco o nada ha contribuido, para que mejoren oportunidades y seguridades de desarrollo en sociedad.

 

Me ensaño con “Puri”, porque es el ejemplo vivo de la corrupción que vivimos, corrupción de “cuello blanco”, de ese que navega en los océanos amplios y profundos de la impunidad, en mucho, producto de la defectuosa educación, formación, que recibimos, que practicamos, y, seamos verídicos, desde casa , la escuela y la vida misma.

 

Y claro, hay que tener cuidado cuando pasamos por los espejos, que quien más quien menos, actuamos “automáticamente” reproduciéndonos y reproduciendo el sistema que nos crio, y que de algún grado o manera, mantenemos. Recuerdo a una señora muy imperativa e impositiva, de esas que siempre tienen la verdad y son las que mencionan la última palabra…a cualesquier precio…

 

Ella estaba recordando el nombre de otra “chica” que mostraba, en su recuerdo, una estampa digna de crítica y descalificación de los buenos vestires y maquillajes del momento; la observaba a través de un espejo donde la otra se solazaba, y, como no se podía acordar de su nombre, para desacreditarla descarnadamente, me atreví a decirle que ella era misma, que no se reconocía en el espejo…

 

Salto de rabia y de coraje y, en su impotencia, habiéndose percatado de su infame crítica y búsqueda de descrédito, solo acertó a decir “pendejo”; peor que tomate… pero se la merecía y se la sigue mereciendo…

 

Pues así estamos entre el deber ser, entre la norma que procura el imaginario colectivo y las buenas consejas y, entre las que marcan las legislaciones y reglamentos jurídicos, que es obligación del Estado hacerlos cumplir.

 

Pero para dejar de estar así, para iniciar un camino de respeto, necesitamos señalar y actuar en consecuencia y, si la Licenciada Purificación Carpinteyro Calderón, incumplió o violó, que se le acredite y que se le cobre… que acostumbrados estamos a apuntarlo en cuenta, sabiendo que nunca se llegará el día de la liquidación de adeudos…salvo, cerca ya, de los estertores de muerte…ahí con nosotros mismos… demasiado tarde para la buena salud del colectivo social.

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