La naturaleza, la tradición y la usurpadora iglesia…

Me encantaría que el desenmascaramiento de las indebidas apropiaciones de la iglesia, claro, la católica, apostólica y romana, la del nefasto Cabrero y el peor Sandoval Iñiguez, diera evidencia de realismo a muchos, pero desde siglos se pierde el tiempo en ellos.

Algo más evidente que la matemática de las fuerzas centrípetas y centrífugas y las variaciones provocadas por colisiones o cercanías mayores temporales, que nos marcan la posibilidad de vivir en este planeta, nada tienen que ver con la tal iglesia, ni con alguna otra religión o creencia.

Tomé una imagen, no tuve a quien pedirle permiso, pero nos marca con claridad los grandes momentos que permiten, a esto que llamamos tierra, generar agricultura, mantener silvicultura y ganadería, hacer caer las lluvias y formar los ríos, que trepide la tierra, que los volcanes exploten y se creen metales y minerales.

Que todo ese conjunto y, quizá con lo que nos llega de otros lados del espacio, que al fin todo es lo mismo (energía), se haya producido la más asombrosa aventura bioquímica que conozcamos: la vida que, evolucionando, llegó a la racionalidad, misma racionalidad que hoy ha iniciado su autodestrucción, su exterminio.

Pues bien, el 21 de junio, no es día de San Juan, es simplemente el momento que el Astro Sol llega a su punto más septentrional, el que alcanza, aproximadamente, cada 365 giros de la tierra alrededor del mismo Sol. (pobre de Copérnico -Torun, actual Polonia, 1473 – Frauenburg, id., 1543-, que mal la iglesia)

Pues, los granes observadores, desde donde nosotros tenemos historia, ya sabían de esto y no del tal San Juan. Son los Celtas los que dejan la mayor huella para lo que hoy genéricamente denominamos cultura occidental. Muchos veneraban ese hecho porque significaba que llegaría la cosecha a sazón y habría para esperar medio ciclo, la Primavera, el renacer…

De ahí los españoles tuvieron y tienen lo que ahí se llama “fiestas paganas” que no era otra cosa que agradecer a la naturaleza, y en las que encendían grandes hogueras, magreando muchachas y se mezclaban hombres de diez mil raleas.

Y para que quede claro:

“Magrear v. tr. fam. Sobar una persona a otra con la intención de obtener y provocarle placer sexual.”

Dice Serrat, entre otras cosas… (https://www.youtube.com/watch?v=jihrLbarXXE)

“Y al darles el sol la espalda

revolotean las faldas

bajo un manto de guirnaldas

para que el cielo no vea,

 

en la noche de San Juan,

cómo comparten su pan,

su mujer y su gabán,

gentes de cien mil raleas.

 

Juntos los encuentra el sol

a la sombra de un farol

empapados en alcohol

abrazando (magreando) a una muchacha.”

 

Esto aún sucede, no lo han podido quitar, extirpar… ahí está y seguirá…

 

Eso es la fiesta del verano que la iglesia quiso distraer y santificar con el pobre San Juan… y aún insisten en ello. Inventan cosas que el de Nazaret no dijo y dictan normas que ellos inventaron y, lo más fabuloso, el “dogma”…

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