De aquellos entonces…

Demostremos la vejez, los años y la memoria que parece ir disminuyendo; lo que nunca se me ha borrado y permanece claro, es el recuerdo de mis amores platónicos, de los imposibles… eran bellas, tiernas, sensibles… También las hubo terribles, perversas, destructivas sin causa ni razón; las hubo, pues, realmente malas y lo eran por el hechos de ser malas, de molestar, de lastimar, de herir, de destruir…. Pero volvamos a lo nuestro. Cuando Juan H. Sánchez llenó ese, entonces páramo terroso y desértico de árboles que hoy vemos y gozamos, lo hizo a la vera del camino que llevaba a la American Smelting Co. no había calle central, no había calle, y menos laterales; no era el parque de Morales… un hombre los sembró, y ya hasta su recuerdo lo hemos borrado al llamarlo “parque” ni tan siquiera Jardín o Bosque de Morales. Mediocres gobernantes… Conocí, traté, observé y trabaje con algunos y muchos más; pero a todos ellos les cabe el calificativo… siempre la incapacidad, los celos, los rencores, la soberbia, el saberse menos que el otro, que el subalterno; la venganza infundada y la fundada, pero sobre todo, la ambición de poder y dinero los hizo ganarse esa distinción… y es leve…

 

A mí, que me juzguen los que convivieron conmigo y aún están por ahí, con su bondad algunos, con su maldad los otros…

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *