Del más recóndito de todos los arcanos
volviste por tus fueros a alterarme,
generando dolor e incertidumbre
templaste las cuerdas; mi triste conciencia
resurgió de nuevo en su defensa.
Razón, análisis, prudencia…
cavilar entre los bosques y desiertos
ahí donde la memoria ya no existe
donde la interconexión de la sinapsis disminuye
quedando solos, pobres y tristes recordares.
Jamás pensé que aún podrías
venir y volver a atormentarme
mostrar de nuevo las sombras borrascosas,
esa tormenta que causó destrosos,
que acabo entregándose al oceano
Ahi la lluvia fue plácida y serena
jamás quiso alterar la madrugada
como las flores del naranjo altivo
exhaló su perfume y enervantes
que igual que huelen te trastornan.
Venenos poderosos de la vida
aquellos que huelen bien, pero fulminan
aquellos que compitiendo con las rosas
clavan sus ojos, entierran sus miradas,
corrompen la conciencia y los olores
Roban el sentimiento y los pudores
se van como la tarde o la mañana
dándole forma, a la luz, a la sombra,
así los arroyos y los ríos fluyen ligeres
llevando las tormentas y las lluvias.
Pero la incertidumbre aquí se queda,
la tristeza, el dolor, desasosiego
envarga, asfixia y carcome a la vida,
se acaba en la muerte, y allá,
alla, aún no quiero llegar…