Ideas sueltas; las tablas Ebla.

Los conocedores y cultores de las religiones o de la antropología social, que difícilmente se disocian, llaman a las religiones judía, cristiana y musulmana, a las culturas que las practican, las religiones de “canon” o las religiones de “libro”. Su base, su mensaje, está contenido en escrito o escritos que tienen origen divino e inmutable, y narran lo que su dios, que en este caso es exactamente el mismo, hizo por “su pueblo”, el elegido, en la religión verdadera.

El libro, el canon, la palabra revelada del Dios…  “La Torá”, el “Nuevo Testamento” y “El Corán”, son y han sido guia de pueblas, normas morales, líneas de conducta y originado su defensa en las más sangrientas guerras de la historia.

Todo ello en la cuenca mediterránea…

Esos libros conducen, castiga, ciegan, dominan a los pueblos; de ahí las falsificaciones, los miedos a los descubrimientos arqueológicos, y la ostentación de la “legítima” representación que tiene únicamente quien posee, conoce y explica al “libro”. Son el cetro y la corona de los civiles…

De ahí las críticas, descalificaciones e intentos de engañar con un libro nunca descubierto, que ahora me proyecta a mí, su poseedor, conocedor y propalador… de ahí el intento de desprestigiarlos, devalorarlos, desconocerlos…

Lutero quitó el dogma, el fanatismo; pero no el “libro” democratizo su lectura, pero no su interpretación…

Saludos a: Tarcicio Jaime Martínez Tutu

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