A los carteros y a los amores; que siempre vienen y van…

 

El cartero fue una historia de un sujeto singular,

cargado con su valija iba y venía sin cesar;

llevaba buenas y malas, pagos deudas y algo más.

A veces, a los amores, otras, a desconsolar.

 

Primero pasos y pasos siempre a pie para aguantar,

aguantar los aguaceros, ese sol canicular…

uno que otro feroz perro,  se deleitaba en ladrar;

subía y bajaba las cuestas como atleta singular.

 

Luego vino en bicicleta, que no mucho le ayudo,

empezaron a echar panza, y el perro lo persiguió;

llegó la motocicleta, contaminante y feroz;

la carga disminuía, la panza más les crecía…

 

Llegó la tecnología y, ya pocos se escribían

en papel, lápiz y sobre, diciendo cosas de amor:

hoy en vivo, y en directo, nos comunicamos ya,

facturas cobros y ventas siempre en la compu hallarás

 

Así fueron los amores, ahora rápido y fugaz, antes

serenos y claros, y siempre al anochecer.

Escondidos bajo el puente, a veces en el hotel.

Ya todo desvanecido… ya solo queda, añorar…

 

No lo entiendo, no lo entiendo, los amores ya se fueron,

se llevaron sin sabores, pero mucho fue el contento;

uno, queda enamorado y siempre en el desconsuelo;

el otro, se queda libre, y se dedica a vivir…

 

Así fueron y así van los carteros en la moto,

ya no sufren esos pies, ya solo crece la panza.

así fueron y así van los amores en la vida.

todo lo dejan atrás y… y luego, solo añoranzas…

 

 

 

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