¿Quién será… quien sane nuestros traumas…?

Un decimonónico Amado Nervo, poeta del romanticismo, de verbo simple que fluye en la suave rima, que envuelve en sentimiento y aviva la oxitosina, y entorpece a todo razonamiento…

 

Esta reflexión, ya anteprediluvianamente sentida, siempre sentida, aunque así no explicada, no es exclusiva de los ámbitos amorosos de los que Sabines dice tanto en tampoco y tan sabiamente y de manera directa, o como en el pasado cuando eran necesarios testigos que frenaran, al menos públicamente, los ímpetus excelsos o depravados…, como cuando:

“Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza!
¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!
¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innata realeza
de porte! ¡Qué formas bajo el fino tul…!
Pasó con su madre. Volvió la cabeza:
¡me clavó muy hondo su mirar azul!

…“

 

O en el extremo, en una manifestación enfermiza, de un insano mal formado, plenamente inmaduro, cuando expresa:

…“

¡Que hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola,
los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Díos!
¡Figúrate qué hermosas
las horas de la vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!

…”

 

 Otros bravos más “modernos; realista y cercano al masoquismo, habría que recordar:

“…

Si vienes del dolor y en él nutriste

tu corazón, bien vengas al salvaje

desierto, donde apenas un miraje

de lo que fue mi juventud existe.

 

Mas si acaso no vienes de tan lejos

y en tu alma aún del placer quedan los dejos,

puedes tornar a tu revuelto mundo.

 

Si no, ven a lavar tu ciprio manto

en el mar amarguísimo y profundo

de un triste amor o de un inmenso llanto.

…”

 

Y podríamos seguir largo, largo, largo… con todas aquellas ideas y puntos de vista que de alguna manera han venido conformando el bagaje en que descansa nuestra cultura, nuestra idiosincrasia, nuestros disparadores, nuestros frenos… y nuestro hacer, con historia real, con historia oficial, con historia de oposición y muchas, muchas tragedias y aciertos, nacionales, regionales, locales, familiares… y más…

 

Explicarnos no es sencillo, inventarnos es muy fácil y a ello contribuyen los infames políticos y los protervos curas, a más que algunos civiles que se realizan por ósmosis inversa perjudicando todo, porque les nace muy bien, hacer mucho mal.

 

Pero Nervo fue esta vez el disparador y dijo:

“¿Quién será, en un futuro no lejano, el Cristóbal Colón de algún planeta?

¿Quién logrará, con máquina potente, sondar el océano del éter, y llevarnos de la mano allí donde llegaron solamente los osados ensueños del poeta?

¿Quién será en un futuro no lejano el Cristóbal Colón de algún planeta?

¿Y qué sabremos tras el viaje augusto? ¿Qué nos enseñaréis, humanidades de otros orbes, que giran en la divina noche silenciosa, y que acaso hace siglos que nos miran?

Espíritus a quienes las edades en su fluir robusto mostraron ya la clave portentosa de lo Bello y lo Justo, ¿cuál será la cosecha de verdades que deis al hombre, tras el viaje augusto?

¿Con qué luz nueva escrutará el arcano? ¡Oh la esencial revelación completa que fije nuevo molde al barro humano!

¿Quién será en un futuro no lejano el Cristóbal Colón de algún planeta?”

Y, me pregunto con profunda tristeza, desconcierto y desconsuelo que no puede ni alivianar la oxitosina que aún queda… cuándo habremos de superar 68; cuando Aguas Blancas; cuándo el Jueves de Corpus; cuándo las Mariposas; cuándo Iguala-Cocula… cuando, tanto… tanto…

Cuándo habrá fin para que, en vivo y a todo color, dejemos de ver a extremistas romper destruir, vejar, negar el derecho de terceros, todo, todo ello a la vista y tolerancia de la “autoridad”. Todo defendido por “Derechos Humanos”, que defienden el del que hiere, destruye y abusa del tercero, e ignora y olvida los derechos del tercero. Todo bajo la falsísima falsedad de la lucha social… con la que se justifica todo… menos lo social…

Mientras a todos se les llena la boca manifestando que vivimos en un Estado de Derecho, que se cumple y se defiende cotidianamente; mientras aprendemos que la Ley, al infractor, no se le aplica o se lo hace poquito a poquito y, al ofendido, nunca ni en nada se le reconoce su ofendido derecho, su derecho a ser defendido y compensado.

Y, así, nos dan clases de democracia…

Quien será en un futuro no lejano, el sabio prescriptor psiquiátrico, quien nos ayude a colocar las cosas en sus dignos lugares, en aquellos espacios que marca la tan “subida y bajada” democracia…

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