“… con alma estremecida, pensaba yo en ser bueno por ti, no más por ti” mi querido México.

A los soberbios que creen ser diferentes a la inmensa mayoría, a más del 95% de los electores, a aquellos que no se mezclan con los que son gregariamente arrastrados por la inercia, ni con los seguidores del flautista; a aquellos que pueden contemplar horizontes más allá de la “sabiduría popular”; a ellos, que creen estar están creando opciones y nuevas posibilidades a aquellos…

Nunca habíamos tenido unas elecciones tan competidas, tan discutidas, tan analizadas, tan vacunadas, con resultados aceptados de manera amplia y con eventos un tanto sorprendentes, imprevistos por la mayoría, inesperados.

Hoy los partidos tienen la urgencia de “poner sus barbas a remojar”, no porque las cosas hayan ya cambiado definitivamente, más que nada, porque se han alcanzado, se han mostrado posibles, opciones que pudieran con el tempo, llegar a eliminarlos en las estructuras en que actualmente los conocemos.

Si se logra que las opciones inesperadas progresen, que alcancen acuerdos políticos con los derrotados que controlan los otros poderes, y si se ve un cambio en la percepción del electorado respecto a corrupción, impunidad, tolerancia y simulación, entonces habrá que cambiar pronto y más les vale iniciar ahora y no andar amenazando como el fatuo Madero y “su” PAN, que amenazan: “sin nosotros Nuevo León no se podrá gobernar”

No entendieron que los electores lo que desea es que los políticos se entiendan en plataformas más parejas, más transparentes, de las que se vea lo que escurre, aunque no se aprecie todo lo que sucede; que no huelan mal; plataformas en las que se pueda acceder y descender e intercambiar posiciones con honor, dignidad y razonada exposición de motivos.

Y es a partir de las precepciones, porque el interior estará siempre vedado a las masas, salvo escasas excepciones, que se dan por el accionar malévolo de los políticos contra los políticos. A más, el barro es el barro, la carne la carne, provengan de donde provengan; varían frecuencia, sofisticación, inteligencia y perversidad aplicada; la corrupción está en todas partes con mayor o menor descaro… impunidad… es humanidad… aunque muchos humanos no sean corruptos.

Los políticos jamás han creído en México, únicamente creen en ellos mismos y en su coyuntura, y actúan como la azada, “paca, nomás paca… ”. Solo los estadistas, que son escasos por naturaleza, aunque frecuentemente imitados, suplantados y autonombrados (Sr. López), solo ellos son capaces de ver lejos y un tanto ajeno a sus personas y entorno; hasta hoy, no he detectado a alguno por ahí, aunque también me declaro invidente, más que vidente…

Pues esos que intenté dibujar al principio, son los que favorecen que las cosas no vayan un poquito más rápido; sí, los del voto nulo, que lo único que logran es destacar los votos duros de los partidos… los suyos no cuentan más allá de que, ahora, ayudan un poco para que algunos partidos políticos aspiren a dejar de serlo… si es que es el caso.

 

 

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