De regreso, rumbo al otoño y los adelantados, ya en el invierno…

Pues todo indica que Madero ha comprendido que tratar de eliminar a los contendientes políticos, sometiéndolos al escarnio y buscando su extinción, no es el camino de continuar por los ascensos de la carrera pública, ya de por sí difícil y destinada a seres especiales y afortunadamente escasos.

Tan especiales como estar dotados de una gran, grandísima capacidad de cinismo y de disimular, extraer y permitir que se haga… todo a cambio de complicidades que se pagan con impunidad y protección. Simplemente son así; de no serlo, jamás llegarían a gobernar, y de eso, a ser buen gobernante, hay algunos caminos divergentes.

Su gran virtud es simular, convocar una ética social pública que concuerda con la bondad, la justicia y la lucha por los que menos tienen; es una excelente coraza “impenetrable”, donde se es impune con sigo mismo. Lo que en occidente se llama conciencia, que yo diría responsabilidad, sentido de justicia, justicia a secas, esa conciencia, esa responsabilidad, nunca les reclama, nunca les quita ni interrumpe su sueño…

Bien, luego de esta perorata de ética y un poco de moral pública, social, Madero recula un tanto y deja que su “delfín” retome el brillo que ya demostró que puede hacer lucir y traducir en magnetismo del que produce simpatía, solidaridad y votos.

Ricardo Anaya Cortés (25 de febrero de 1979), muestra en sus datos curriculares públicos una discordancia; generalmente se dice que nació en la ciudad de Querétaro, pero también está el  dato de que Naucalpan de Juárez, Estado de México, fue donde vio la luz…

Pero no hagamos biografía del sujeto, mejor una estampa, instantánea, que como tal, si ser planeada, muestra algunos detalles que vale tener en cuenta, y que a él deberían volvérsele conscientes y claros. Necesitará aprender a controlarse, ser menos emotivo, al menos visiblemente. Requiere de lo que únicamente se construye en el tiempo… madurez… experiencia…

Recuerdo la anécdota sobre Babe Ruth, la leyenda de George Herman Ruth, el pitcher que dominaba a todo bateador, hasta que una mujer, observadora y, ciertamente cándida, observó que el lanzamiento de su famosa curva, siempre era precedida por un gesto físico particular. Entonces tuvo problemas.

Si ustedes han visto las entrevistas o presentaciones del Sr. Anaya, cuando culpa de que, según él. La economía está estancada, y orienta toda responsabilidad a la reforma fiscal que aprobó el Congreso, culpando únicamente al Presidente Peaña, entonces su cara se congestiona, le sube el color y le varía la voz.

En tanto cambia el tema, vuelve a su estado normal de control, convicción e invitación a su propuesta. O bien, no sabe aún decir mentiras, porque ese dicho es falso, o simplemente le duele no encontrar faltas mayores para orientar sus incapacidades personales, los yerros de sus contlapaches y los de su partido.

Obsérvelo, este es solo el ejemplo más palpable…

Pues ahí va el joven “valor”, ya con dos contrincantes abiertos, que si bien, probablemente no le ganen, ciertamente no permitirán la plena unidad del partido. Esa unidad  que tanto necesitan los panistas para recuperase de las demoledoras derrotas.

Bien está leyendo Margarita, si no llega la unidad, se irá por la libre, pero le sigue estorbando, y mucho, el tal Felipe con el que parece cohabita.

 

 

 

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